Escapada con Encanto a Bárcena Mayor (Cantabria)
No hay mejor cura contra el estrés, que buena escapada a un lugar nuevo y si es rodeado de naturaleza mucho mejor, y como no hay nada como predicar con el ejemplo te cuento la mía, espero despertar en ti el entusiasmo para que prepares la tuya.
Uno de los ingredientes de la felicidad es conocer lugares nuevos.

Visitamos uno de los pueblos más antiguos de España y por supuesto de Cantábria , pintoresco y encantador donde los haya y situado en el mismo corazón del Valle de Saja fue declarado conjunto histórico en 1980.

Después de acabar nuestra visita a la vieja carpintería, llegó el momento de degustar la cocina típica de la zona, como no podía ser menos nos sorprendieron nuevamente, nuestro menú cocido montañés y venado regado por vino tinto de la tierra, con un gran postre casero, esto fué el remate final a una escapada con mucho encanto. Os la recomendamos!!!
No hay mejor cura contra el estrés, que buena escapada a un lugar nuevo y si es rodeado de naturaleza mucho mejor, y como no hay nada como predicar con el ejemplo te cuento la mía, espero despertar en ti el entusiasmo para que prepares la tuya.
Uno de los ingredientes de la felicidad es conocer lugares nuevos.


En nuestro afán por ofreceros escapadas originales y aprovechando que estábamos por zona, visitamos uno de los pueblos más bonitos que he visto en mucho tiempo, yo diría incluso romántico y mágico a la vez, pasear por sus calles te traslada a otro tiempo, tanto es así que algunos historiadores lo datan de finales del siglo IX.
Está enclavado en un entorno único y natural en el valle de Saja.
Casualmente nosotros nos encotramos cerca del valle , eran las 12 de la mañana y partimos desde Cabezón de la Sal y a pesar de ser últimos de julio hacia fresquito y estaba lloviznando, nos encanta pasear por el monte así, con olor a tierra mojada y con el verde del bosque que contrasta muy bien con gris del cielo.
A medida que recorríamos la sinuosa carretera de montaña, nos sorprendíamos más por las maravillosas vistas del valle, la vía se abría paso entre los frondosos bosques de pinos y robles, al final de la ladera divisamos el pueblo en medio del enorme entorno verde.
Dejamos el coche a unos 200 metros del pueblo, en una explanada habilitada, ya que las calles son muy estrechas para entrar con vehículos. A medida que vas caminando hacia el, vas encontrando detalles que delatan la edad del pueblo, como los viejos faroles de hierro fundido del largo camino de acceso.
Ya desde la misma entrada, te da la sensación de estar en otra época, calles y fachadas cubierta de piedra, todas las casas con dos pisos y balcones de maderas nobles con mampostería artesanal, antiguas fuentes de agua natural que se desliza por las montaña hacia el valle. Todo tenía un encanto especial e incluso nos encontramos varias Posadas a lo largo del pueblo como en antaño y que además de hospedaje ofrecian comida típica de la región.
Dado que seguía haciendo fresquito y lluvia fina, pensamos que sería una gran idea comer allí, pero eso sería después de recorrer las sendas con conducen al río y la que se introduce en los bosques dos enclaves únicos para disfrutar paseando debajo de los enormes arboles, incluso vimos fugazmente a dos venados enormes en lo profundo del arbolado, la naturaleza salvaje in situ, nos dio una sorpresa.
Encaramos la ruta del río ya que nos llevaría de vuelta al pueblo para visitar un viejo taller de carpintería artesanal antes de ir comer. En los que todavía se trabaja a mano las maderas nobles, fabricaba taburetes,bastones,perchas ect, y se vendían junto con los productos gastronómicos, en los numerosos puestos que habían en el pueblo, el dueño nos comentaba que este taller perteneció a su abuelo, que el se ocupaba de suministrar sillas, mesas y demás muebles para las casas de sus vecinos.
A medida que recorríamos la sinuosa carretera de montaña, nos sorprendíamos más por las maravillosas vistas del valle, la vía se abría paso entre los frondosos bosques de pinos y robles, al final de la ladera divisamos el pueblo en medio del enorme entorno verde.

Dejamos el coche a unos 200 metros del pueblo, en una explanada habilitada, ya que las calles son muy estrechas para entrar con vehículos. A medida que vas caminando hacia el, vas encontrando detalles que delatan la edad del pueblo, como los viejos faroles de hierro fundido del largo camino de acceso.

Dado que seguía haciendo fresquito y lluvia fina, pensamos que sería una gran idea comer allí, pero eso sería después de recorrer las sendas con conducen al río y la que se introduce en los bosques dos enclaves únicos para disfrutar paseando debajo de los enormes arboles, incluso vimos fugazmente a dos venados enormes en lo profundo del arbolado, la naturaleza salvaje in situ, nos dio una sorpresa.



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En Bárcena Mayor
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